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La esperanza no defrauda. Hasta en un desierto puede nacer una flor. |
Vistazo a la prensa en el 11M
(¿Nos
dirán por fin qué pasó aquel nefando día en que el estallido criminal dejó nuestro
escenario político tan enlodado como lo vemos?)
* Los dos diarios ‘de derechas’ sólo dicen del 11M
que sus autores siguen presos; El País le dedica en la franja premagazine diez artículos
de opinión, pero ninguno va al fondo del asunto.
* El Confidencial avisa del alto riesgo de atentado.
Este diario nos cuenta últimamente lo que ninguno. Por
esa exclusividad; porque toda la información que se difunde pertenece a una única prensa-Capital y porque el nombre de ese diario crea la ilusión de que leemos confidencias, damos más credibilidad a
‘sus chismes’, que en realidad son anzuelos para atrapar nuestra visión de lo
que sucede.
(Respecto al riesgo de atentado, viendo el nuevo estilo
río-revuelto socio-político español,
no sería raro que sucediera tal calamidad. Además, por estar cada vez más metidos
en nuestras burbujas, dejamos el camino libre a los perversos.
Frente a ese peligro, el diálogo disminuiría el
riesgo; por ejemplo, el que esto escribe comunicó hace un año a Interior la
presencia asidua de jóvenes magrebíes en actitud sospechosa en cierta zona Wifi,
y se esfumaron para siempre.)
* En la misma línea de totum revolutum, el editorial de El País incita a la agitación
social con una causa bastarda y acientífica: la supuesta explotación de las
mujeres a cargo de los varones en España.
* El ABC y La Razón no mencionan la nueva encuesta de Metroscopía que insiste en el ascenso de Cs y que es la primera noticia en la portada de El País (8:30 h) ¿Será verdad que Rivera se ha pasado a la izquierda? Es un chaquetero, pero total, ¿a quién le importa?
* Una entrevista a Chomsky, el nonagenario lingüista
de la Gramática Generativa, que desde su atalaya de conocimiento sigue intentando iluminar nuestra existenca. Entresaco algunas de sus palabras:
Enfado, miedo y escapismo
Así describe Chomsky el ánimo de los occidentales de
hoy. Y analiza las causas y sus posibles soluciones.
PREGUNTA.
¿Vivimos una época de desencanto?
RESPUESTA. Hace ya 40 años
que el neoliberalismo, de la mano de Ronald Reagan y Margaret
Thatcher, asaltó el mundo. Y eso ha tenido un efecto. La
concentración aguda de riqueza en manos privadas ha venido acompañada de una
pérdida del poder de la población general. La gente se percibe menos
representada y lleva una vida precaria con trabajos cada vez peores. El
resultado es una mezcla de enfado, miedo y escapismo. Ya no se confía ni en los
mismos hechos. Hay quien le llama populismo, pero en realidad es descrédito de
las instituciones.
P. ¿Ha
triunfado entonces el neoliberalismo?
R. El
neoliberalismo existe, pero solo para los pobres. El mercado libre es para
ellos, no para nosotros. Esa es la historia del capitalismo. Las grandes
corporaciones han emprendido la lucha de clases, son auténticos marxistas, pero
con los valores invertidos. Los principios del libre mercado son estupendos
para aplicárselos a los pobres, pero a los muy ricos se los protege. Las
grandes industrias energéticas reciben subvenciones de cientos de millones de
dólares, la economía high-tech se beneficia de
las investigaciones públicas de décadas anteriores, las entidades financieras
logran ayudas masivas tras hundirse… Todos ellos viven con un seguro: se les
considera demasiado grandes para caer y se los rescata si tienen problemas. Al
final, los impuestos sirven para subvencionar a estas entidades y con ellas a
los ricos y poderosos. Pero además se le dice a la población que el Estado es
el problema y se reduce su campo de acción. ¿Y qué ocurre? Su espacio es
ocupado por el poder privado y la tiranía de las grandes entidades resulta cada
vez mayor.
P.
Suena a Orwell lo que describe.
R. Hasta Orwell estaría
asombrado. Vivimos la ficción de que el mercado es maravilloso porque nos dicen
que está compuesto por consumidores informados que adoptan decisiones
racionales. Pero basta con poner la televisión y ver los anuncios: ¿buscan
informar al consumidor y que tome decisiones racionales? ¿O buscan engañar?
Pensemos, por ejemplo, en los anuncios de coches. ¿Ofrecen datos sobre sus
características? ¿Presentan informes realizados por entidades independientes?
Porque eso sí que generaría consumidores informados capaces de tomar decisiones
racionales. En cambio, lo que vemos es un coche volando, pilotado por un actor
famoso. Tratan de socavar al mercado. Los negocios no quieren mercados libres,
quieren mercados cautivos. De otro modo, colapsarían.
P.
Arranca su libro recordando la Gran Depresión, un tiempo en el que “todo estaba
peor que ahora, pero había un sentimiento de que todo iría mejor”.
R. Me acuerdo
perfectamente. Mi familia era de clase trabajadora, estaba en paro y no tenía
educación. Objetivamente, era un tiempo mucho peor que ahora, pero había un
sentimiento de que todos estábamos juntos en ello. Había un presidente
comprensivo con el sufrimiento, los sindicatos estaban organizados, había
movimientos populares… Se tenía la idea de que juntos se podía vencer a la
crisis. Y eso se ha perdido. Ahora vivimos la sensación de que estamos solos,
de que no hay nada que hacer, de que el Estado está contra nosotros…
P.
¿Tiene aún esperanzas?
R. Claro que hay
esperanza. Aún hay movimientos populares, gente dispuesta a luchar… Las
oportunidades están ahí, la cuestión es si somos capaces de tomarlas.
Chomsky termina con una sonrisa. Deja
vibrando en el aire su voz grave y se despide con extrema cortesía. Luego sale
del despacho y baja las escaleras de la facultad. Afuera, le esperan Tucson y
la luz seca del desierto de Sonora.